El
primer objetivo consiste en reducir la inflamación. A este efecto se procede a
una limpieza completa. Con posterioridad es necesario mantener una higiene oral
adecuada, encargándose el odontólogo o higienista dental de enseñarle al
paciente la manera correcta de utilizar el cepillo y la seda dental. La
limpieza profesional se recomienda cada dos años, aunque puede ser con mayor
frecuencia en casos más delicados. También se puede recomendar el uso de enjuagues
bucales antibacterianos, los
cuales ayudarán a reducir la hinchazón. Otros aspectos que se contemplan son la
reparación de los dientes desalineados o el uso o reemplazo de aparatos de
ortodoncia.